Traducción: la sombra de otro poema
- Luis Andrés Figueroa
- 29 sept 2021
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 30 sept 2021

El atento y difícil oficio de la traducción parece tener, paradójicamente, un origen intuitivo: la percepción, en un doble plano de lenguaje, del poema leído y trasvasado. La lectura, en la superficie del poema, de la proyección de otro poema. Así, la traducción es un juego de sombras enfrentadas.
De Gustavo Adolfo Bécquer, alguna vez quedó señalada en la memoria su Rima VI a Ofelia. El paso de la primavera como la brisa que orea el oscuro campo de batalla. Más tarde, el fluir del poema Ophélie de Arthur Rimbaud, con sus dulces y precisas ondas reenviadas a las orillas de sus cuartetas consecutivas.
De allí, la intuición de las rimas en la figuración de ese otro poema y el desafío de dejarse guiar por ellas en esta traducción. También la opción de las licencias poéticas que siguen ese decurso. El halalí que intercambia su distancia con el bosque; la Naturaleza nombrada como Flora; o la locura hecha demencia. La guía, esta vez, ha sido el curso de las líneas melódicas en esa doble profundidad ofrecida por el poema original.
“Cargada de perfumes y armonías / en el silencio de la noche vaga”, escribía Bécquer de su Ofelia perdida, y de allí se desprende una clave de traducción de la Ofelia suicida de Rimbaud: el seguimiento de la sombra de ese fluir hecho música e imagen, oficio riesgoso cuyo resultado el oído lector podrá juzgar.
Luis Andrés Figueroa
(De Revista Antítesis, Número 4, 2008 – Valparaíso)
Ophélie
Arthur Rimbaud
I
Sur l´onde calme et noire où dorment les étoiles
La blanche Ophélia flotte comme un grand lys,
Flotte très lentement, couchée en ses longs voiles …
− On entend dans les bois lointains des hallalis.
Voici plus de mille ans que la triste Ophélie
Passe, fantôme blanc, sur le long fleuve noir;
Voici plus de mille ans que sa douce folie
Murmure sa romance à la brise du soir.
Le vent baise ses seins et déploie en corolle
Ses grands voiles bercés mollement par les eaux;
Les saules frissonnants pleurent sur son épaule,
Sur son grand front rêveur s´inclinent les roseaux.
Les nénuphars froissés soupirent autor d´elle;
Elle éveille parfois, dans une aune qui dort,
Quelque nid, d´où s´échappe un petit frisson d´aile :
− Un chant mystérieux tombe des astres d´or.
II
Ô pâle Ophélia! Belle comme la neige!
Oui, tu mourus, enfant, par un fleuve emporté!
− C´est que les vents tombant des grands monts de Norwège
T´avaient parlé tout bas de l´âpre liberté;
C´est qu´un souffle, tordant ta grande chevelure,
A ton esprit rêveur portait d´étranges bruits;
Que ton cœur écoutait le chant de la Nature
Dans les plaintes de l´arbre et les soupirs des nuits;
C´est que la voix des mers folles, immense râle,
Brisait ton sein d´enfant, trop humain et trop doux;
C´est qu´un matin d´avril, un beau cavalier pâle,
Un pauvre fou, s´assit muet à tes genoux!
Ciel! Amour! Liberté! Quel rêve, ô pauvre Folle!
Tu te fondais à lui comme une neige au feu :
Tes grandes visions étranglaient ta parole
− Et l´Infini terrible effara ton œil bleu!
III
− Et le Poète dit qu´aux rayons des étoiles
Tu viens chercher, la nuit, les fleurs que tu cueillis,
Et qu´il a vu sur l´eau, couchée en ses longs voiles,
La blanche Ophélia flotter, comme un grand lys.
(Recueil de Douai)
Ofelia
I
En la onda calma y negra donde duermen estrellas
La blanca Ofelia flota como un gran lis,
Flota muy lentamente, tendida en largos velos...
- Se escucha en los bosques un lejano halalí.
Hace más de mil años que la triste Ofelia
Pasa, blanco fantasma, en la corriente oscura,
Hace más de mil años que su dulce demencia
A la brisa en la tarde su romanza murmura.
El viento besa sus senos y despliega en corola
Largos velos mecidos muellemente en las aguas;
Los sauces estremecidos sobre su espalda lloran
Sobre su gran frente en sueños se inclinan las cañas.
Los nenúfares marchitos suspiran en torno de ella;
Ella despierta a veces, en un aliso en reposo,
Algún nido que libra un breve temblor de alas;
- Un canto de misterio cae de astros de oro.
II
¡Oh pálida Ofelia! ¡Bella como la nieve!
¡Sí, tú moriste, niña, llevada por un río!
- Es que los vientos cayendo de los montes de Noruega
Te habían hablado bajo del áspero albedrío.
Es que un soplo, retorciendo tu gran cabellera
A tu espíritu soñador llevó extraños sonidos;
Es que tu corazón oyó el canto de Flora
En las quejas del árbol y en nocturnos suspiros.
Es que la voz de mares locos, inmenso hálito
Rompió, tan humano y tan dulce, tu pecho de niña;
Es que una mañana de abril, un bello señor pálido,
Un pobre loco, sentóse mudo a tus rodillas.
¡Cielo! ¡Amor! ¡Libertad! ¡Qué sueño, oh pobre Loca!
Te fundías a él como nieve en la llama:
Tus grandes visiones ahogaron tu boca
- Y el Infinito terrible golpeó tu azul mirada.
III
- Y el Poeta dice que a los rayos de estrellas
Vienes, en la noche, tras flores para ti;
Y que ha visto en el agua, tendida en largos velos,
Flotar la blanca Ofelia como un gran lis.
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