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UNA FORMA DE HUELLA
EN LA ARENA
Lo real
No eres un rey. No eres real.
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Tampoco eres un príncipe
porque, que tú lo sepas, no tienes principio.
​
No eres tampoco el guardián de las puertas
que una tarde abre sus hojas
al paso de la muerte real
para luego cerrarlas.
​
No eras ni siquiera el jardinero del rey.
​
Pero tú, en cambio, fuiste la flor del jardinero.
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